Una región decidida a preservar lo avanzado y poner fin al trabajo infantil

14 de October de 2021

Latin america and the caribbean

A pesar de la incertidumbre y la crisis, Iniciativa Regional América Latina y el Caribe Libre de Trabajo Infantil continúa trabajando para proteger a niños, niñas y adolescentes.

Tras dieciocho meses de declararse la crisis sanitaria por la COVID-19 y de haberse profundizado las brechas sociales en todo el mundo, especialmente para los grupos más vulnerables, los países de America Latina y el Caribe se mantienen firmes en su compromiso de avanzar hacia el logro de la meta 8.7 de la Agenda 2030, que demanda poner fin al trabajo infantil en 2025.

Hoy, la Iniciativa Regional América Latina y el Caribe Libre de Trabajo Infantil cumple su séptimo aniversario. Quienes la conforman -30 países, organizaciones de empleadores y de trabajadores- aún tienen 8,2 millones de razones para no abandonar la meta y continuar con la mejora de estrategias que pongan fin no solo al trabajo infantil sino a la vulnerabilidad económica y social de muchas familias.

El trabajo infantil podría aumentar entre 1 y 3 puntos porcentuales a causa de la crisis socioeconómica generada por la COVID-19. Es decir, hasta 326.000 niños, niñas y adolescentes estarían en riesgo de trabajo infantil.

Fuente: OIT-CEPAL, 2020

Aunque la coyuntura es muy compleja y las estimaciones mundiales de OIT y UNICEF sobre el trabajo infantil son devastadoras, América Latina y el Caribe es la región que hasta 2020 logró mantener el ritmo de reducción del trabajo infantil en un 4% interanual, pasando de 10,5 millones de niños, niñas y adolescentes en trabajo infantil en 2016 a 8,2 millones en 2020. En cuanto al trabajo infantil peligroso, este se redujo de 6,3 millones a 5,5 millones entre 2016 y 2020.

Este logro evidencia la capacidad instalada en los países de la región y el gran esfuerzo articulado entre los miembros de la Iniciativa Regional, junto con el compromiso de sus socios para el desarrollo, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID), y el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos (USDOL, por sus siglas en inglés).

Ahora más que nunca este avance también implica una mayor responsabilidad: preservar lo avanzado y redoblar el esfuerzo para lograr acelerar la reducción del trabajo infantil mientras se enfrenta el impacto de la crisis de la COVID-19. El impacto de la pandemia aún es para los países una difícil prueba por superar a nivel sanitario, económico y social, y sus consecuencias han puesto en riesgo el trabajo de más de casi tres décadas en la región en materia de trabajo infantil.

El trabajo infantil se combate sobre todo con educación accesible, inclusiva y de calidad, con generación de empleo decente para padres y madres, y protección social integral, aspectos duramente impactados por la crisis. La clave es actuar pronto y de manera articulada.

La Iniciativa Regional tiene el objetivo de hacer de América Latina y el Caribe una región sin trabajo infantil. Por ello, entre algunos de los compromisos asumidos por sus países miembros, figuran la identificación de territorios vulnerables a través de la aplicación del Modelo de Identificación del Riesgo de Trabajo Infantil, impulsar propuestas y acciones que apunten a desarrollar estrategias de articulación multisectorial para prevenir y erradicar el trabajo infantil y proteger el trabajo adolescente a nivel local, ejecutar sistemas de monitoreo, prevención y atención del trabajo infantil, entre otros.

En ese marco, este mes, la Red de Puntos Focales de la Iniciativa Regional se prepara para su VII Reunión Anual, que tiene como objetivos aprobar el Plan Estratégico 2022-2025, consensuando las prioridades en materia de trabajo infantil en el contexto de la crisis asociada a la COVID-19. 

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