Una región sostenible requiere niñas y mujeres adolescentes empoderadas

11 de octubre de 2017

En el marco del Día Internacional de la Niña.

Las niñas y adolescentes mujeres tienen un alto potencial para transformar el mundo a uno más sostenible y justo. Ellas cumplen un rol importante en la ruptura del círculo de pobreza, tanto para ellas mismas como para sus familias y comunidades, e impulsan el desarrollo de sus países. Sin embargo, en América Latina y el Caribe muchas de ellas enfrentan día a día grandes obstáculos para hacer cumplir sus derechos y son víctimas de diversas formas de discriminación y abusos.

En el marco del Día internacional de la niña, se hace imprescindible visibilizar la problemática que viven millones de niñas y adolescentes mujeres, sobre todo bajo el contexto actual de crisis que padecen varios países de la región a raíz de los conflictos y desastres naturales. Por ello, este año América Latina y el Caribe se une a la campaña “Empoderar a las niñas: Antes y después de la crisis”, propuesta por las Naciones Unidas.

En contextos de crisis, las niñas y adolescentes mujeres conforman el grupo más vulnerable, pues están mayormente expuestas a situaciones peligrosas y delictivas, como las peores formas de trabajo infantil. Además, según la Unesco, las niñas que viven en zonas de conflicto tienen dos veces más probabilidades de dejar el colegio que los niños, lo cual compromete en su adultez la posibilidad de acceder a trabajos decentes y ser económicamente independientes.

El trabajo infantil perpetúa la desigualdad y fomenta conductas discriminatorias hacia las niñas y adolescentes mujeres. Al respecto, debido a los roles de género y los estereotipos que existen, los niños y las niñas realizan distintos trabajos, siendo las mujeres las que se encuentran en mayor desventaja.

Según las últimas estimaciones mundiales, aunque la mayoría del trabajo infantil lo realizan niños y adolescentes varones, son las niñas y adolescentes mujeres las que realizan actividades infravaloradas, como el trabajo doméstico y el cuidado de personas, que son dificilmente visibles a las autoridades.

En varias culturas, las hijas mujeres suelen ser discriminadas en favor del hijo varón. Por ejemplo, es al hijo varón al que se le da la prioridad o facilidad para ir a la escuela. Las niñas son reservadas para colaborar con las tareas del hogar y el cuidado de los hermanos y hermanas menores u otros parientes.

En esta línea, contruir una región sostenible implica empoderar a las niñas y adolescentes mujeres y asegurar la igualdad de género. Según la Organización Internacional del Trabajo, seis de las nueve metas para alcanzar la igualdad de género (ODS 5 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible) están estrechamente vinculadas con la Meta 8.7 sobre poner fin al trabajo infantil, puesto a que ello ayudará a reducir las formas de violencia, discriminación e inseguridad con las que conviven.

En contextos de crisis, también es importante promover la participación de este grupo en la búsqueda de respuestas e intervenciones que prioricen el apoyo y protección a niñas y adolescentes mujeres.

Luchar por el respeto de los derechos de las las mujeres, en especial de las personas menores de edad mujeres, contribuye a que los países reduzcan sus tasas de mortalidad maternal e infantil y el aumento de la participación de la mujer en el sector laboral.

De esta manera, América Latina y el Caribe podrá hacer frente a la desigualdad, trabajo infantil, violencia y discriminación para dar pase a un futuro mejor y equitativo para todos y todas.

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