El trabajo infantil en el sector doméstico es una de las formas más invisibles de trabajo infantil. En muchos casos, queda oculto dentro de los hogares, fuera del alcance de la inspección de trabajo y los sistemas de protección social. Además, afecta de manera desproporcionada a las niñas y adolescentes mujeres, perpetuando la división sexual del trabajo y limitando su acceso a la educación y otras oportunidades, tanto presentes como futuras.
Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Iniciativa Regional América Latina y el Caribe Libre de Trabajo Infantil*, poner el foco en esta problemática es fundamental para diseñar soluciones que retiren a las niñas y los niños de este trabajo y garanticen sus derechos.
María del Carmen Cruz Martínez, referente sindical y ex trabajadora infantil, comparte su historia como un llamado a garantizar educación, protección y derechos para todas las niñas y los niños.
Entrevistada
María del Carmen Cruz Martínez es Presidenta de la Asociación de Trabajadoras Domésticas (Astradomes) y ha ocupado diversos roles de liderazgo, como la Secretaría General de la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras del Hogar (CONLACTRAHO).
A lo largo de su vida, María del Carmen ha trabajado con constancia para sensibilizar sobre la realidad de las trabajadoras domésticas y proteger sus derechos, representándolas a nivel internacional y brindando voz a un sector históricamente invisibilizado.
La naturalización del trabajo infantil
Desde temprana edad, luego del fallecimiento de su padre, la vida de María del Carmen estuvo marcada por la necesidad de aportar a su hogar para ayudar a su madre a mantener a la familia. A los 12 años comenzó a trabajar en una comidería en Nicaragua, y desde entonces, el trabajo se convirtió en una constante en su vida. A los 14 años, cuando la salud de su hermano menor se complicó, tuvo que asumir más responsabilidades aún: aceptar una propuesta para trabajar a tiempo completo realizando labores del hogar.
Siendo adolescente, se trasladó a vivir al hogar de sus empleadores, donde debía levantarse muy temprano para cuidar a dos niños, limpiar, cocinar, lavar, planchar y realizar diversas tareas que la familia requería.
“Mis labores empezaban muy pronto en el día y jamás me acostaba temprano, por eso vivía con mis empleadores”.
La inserción temprana en el mundo laboral llevó a María del Carmen a tomar el trabajo como su camino natural de vida y no volvió a estudiar en la escuela.
“No me quedaba tiempo para hacer las tareas del colegio, así que mis estudios se quedaron hasta el tercer año de secundaria. Me resigné, aprendí a cocinar muy bien, y ya lo mío era trabajar”.
Un camino hacia el aprendizaje a través de la vida sindical
A los 27 años, se mudó a Costa Rica y continuó sus labores como trabajadora doméstica. En ese entorno, una trabajadora del barrio la invitó a participar en una actividad de índole internacional, organizada por la Asociación de Trabajadoras Domésticas (Astradomes).
María del Carmen, que siempre tuvo un espíritu de curiosidad y aprendizaje, encontró en la organización sindical una oportunidad de continuar estudiando: accedió a cursos sobre derechos laborales y computación, comprendió que las trabajadoras como ella merecen un trato laboral justo, y se animó a representar a sus pares y liderar la lucha sindical.
"Mi sueño era estudiar; por eso, cuando me dieron la oportunidad de estudiar en el sindicato, yo decidí quedarme”.
María del Carmen continuó su carrera como líder sindical y asumió roles fundamentales para el sector doméstico, como la Presidencia de Astradomes, la Secretaría General de la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras del Hogar (CONLACTRAHO), y la vocería en diversos eventos de índole internacional.
La educación: la llave hacia un futuro mejor
María del Carmen cree firmemente en la educación: para ella, las oportunidades educativas y formativas son lo mejor que se le puede brindar a las niñas que están en riesgo de trabajar.
“Si a las niñas les damos la oportunidad de aprender y desarrollar sus habilidades, podrán estar fuera del trabajo infantil y construir su vida de acuerdo a sus propios deseos”, dice con la firme convicción de que el aprendizaje no solo es un derecho, sino una herramienta que abre puertas a un futuro mejor.
Consciente de las restringidas oportunidades que tuvo de niña, María del Carmen lucha por una sociedad donde las niñas y adolescentes puedan aprender, elegir y desarrollarse libremente.
La prevención del trabajo infantil requiere de soluciones integrales
María del Carmen destaca que la lucha contra el trabajo infantil doméstico no solo depende de la eliminación del trabajo infantil per se, sino de garantizar alternativas tangibles para las niñas y los niños que viven en situación de vulnerabilidad.
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Servicios educativos efectivos para las infancias
Para ella, la función más importante del Estado no es sólo retirar a las niñas y los niños del trabajo infantil, sino ofrecerles un acceso real a la escuela, o alternativas de educación y formación que sean accesibles y seguras. Subraya que muchos servicios ofrecidos por el e¿Estado actualmente no son seguros para las infancias porque no reciben la vigilancia adecuada, y allí se exponen a insertarse en otras formas de trabajo infantil peligroso. Por eso, los servicios públicos deben convertirse en alternativas seguras y atractivas para las familias, y retener a las niñas y los niños para ofrecerles educación, protección, formación vocacional, entre otros.
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Seguridad y estabilidad para las madres trabajadoras
María del Carmen también subraya el papel de los sindicatos en el acompañamiento y la protección de las madres trabajadoras desempleadas, quienes a menudo son negadas de los servicios públicos por los prejuicios que existen contra ellas, viéndose obligadas a apoyarse en el trabajo infantil. A través de personal especializado, los sindicatos podrían orientar a las madres trabajadoras para acceder a diversos apoyos sociales, acompañándolas en los procesos de postulación y orientándolas en cada paso hasta lograr una asistencia efectiva.
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Empleadores conscientes
Por último, María del Carmen enfatiza que es importante realizar campañas para que las personas empleadoras comprendan que el trabajo doméstico es un trabajo con derechos y contraten a trabajadoras adultas y preparadas, en lugar de buscar los servicios del hogar en niñas y adolescentes.
La historia de María del Carmen resalta la importancia de la educación y el compromiso conjunto de gobiernos, sindicatos y empleadores en la lucha contra el trabajo infantil. A través de su activismo y liderazgo, María del Carmen demuestra que el aprendizaje y la garantía de derechos efectivos son fundamentales para ofrecer a las niñas y las mujeres trabajadoras un futuro digno, lleno de oportunidades y esperanza.
*La Iniciativa Regional América Latina y el Caribe Libre de Trabajo Infantil es un espacio donde 31 países junto a organizaciones de empleadores y de trabajadores actúan de forma articulada para lograr la primera generación de personas libres de trabajo infantil en la región. Funciona con la asistencia técnica de la OIT, quien ejerce a su vez el rol de la Secretaría Técnica de la Iniciativa, y el apoyo sostenido de sus socios, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID) y la Agencia Brasileña de Cooperación (ABC).
Actualmente, la Iniciativa Regional está conformada por: Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela, junto con la Organización Internacional de Empleadores (OIE) y la Confederación Sindical de las Américas (CSA).
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