Casi 100 millones de niñas y niños en el mundo trabajan en el sector agrícola. Muchos de ellos se ven obligados a abandonar la escuela de forma temprana, y cuando crecen, no tienen las oportunidades de conseguir un trabajo decente. Además, muchos pueden quedar discapacitados o sufrir enfermedades crónicas.

Junto con la minería y la construcción, la agricultura es uno de los tres sectores laborales más peligrosos en términos de muertes, lesiones y enfermedades relacionadas con el trabajo. Las niñas y niños que trabajan la agricultura son particularmente vulnerables, porque no tienen la suficiente experiencia, experiencia, formación profesional y desarrollo físico.
En este sector, niñas y niños realizan trabajos pesados, se exponen a cambios climáticos, manipulan herramientas filosas y maquinaria sin preparación ni protección, y están expuestos a envenenamiento en la preparación y aplicación de pesticidas. Además, las largas jornadas en el campo les impiden acudir a la escuela o les afecta seriamente su rendimiento educativo.
Por ello, muchas formas de trabajo desempeñado por niños, niñas y adolescentes en la agricultura son peligrosas, y deben ser clasificadas como “peores formas de trabajo infantil”.

Dato

Desde 2007, varias actividades relativas a la eliminación del trabajo infantil han sido realizadas por la FAO y la OIT en estrecha colaboración, con el objetivo de aumentar el conocimiento en torno al trabajo infantil en los subsectores agrícolas, las políticas existentes y las intervenciones exitosas, a través de materiales de formación y educación para decisores, agricultores, niñas, niños y jóvenes.